Los seres humanos vivimos entre ciclos, la vida es una serie de ciclos que marcan nuestras etapas dentro de ella. Las más habladas o conocidas son el ciclo o etapa de la niñez, adolescencia y adultez, sin embargo esta sociedad en la que vivimos muchas veces nos acelera esas etapas tan importantes de la vida, tan importantes del vivir para crear cimientos para las otras etapas venideras. Niños (por edad) comportándose como adultos, yendo a sitios de adultos y vistiendo como adultos. Vemos también la otra cara de la moneda, es decir, adultos que se comportan como adolescentes con personalidades muy cambiantes.
Incluso también tenemos la teoría de los septenios, La antroposofía divide el desarrollo personal en ciclos de 7 años que marcan la evolución de la conciencia de cada persona a lo largo de la vida. La cual nos presenta ciclos de siete años en siete años, siendo cada una etapas importantes que cargar su valor como lo son: ciclo de formación, ciclo de madurez sexual, ciclo de madurez social y así sucesivamente. Esta teoría nos traer a colación el ser conscientes de que cada siete años entramos a un nuevo conocimiento y desenvolvimiento dentro de nuestra vida y fuera de ella.
Cuando se hace referencia al ciclo de la vida, es probable que se esté haciendo mención a diferentes contextos de la vida terrenal, contextos que pueden estar asociados con lo biológico y con lo material; sin embargo la importancia en ambos casos es compartida, ya que gracias al ciclo de la vida, las personas pueden entender la naturaleza perecedera de todo lo que existe en el mundo, sea orgánico o no y comprender la naturaleza de nuestra propia existencia.
Ahora, más que todas estas teorías, definiciones y análisis de lo externo de la vida, quiero hablarte de los ciclos de nuestro "presente", de nuestro día a día. Alrededor de estos años de querer expandir mi consciencia he llegado a crear una serie de "pasos" para no hacerme bolas y comprender cada aspecto de mi vida sin morir en el intento. Uno de estos pasos ha sido ser más consciente de mis acciones y reacciones, de mis gustos y disgustos, de mis sobresaltos y energías bajas, de mis peticiones y convivir con los de mi alrededor.
Te contaré de algunos de mis ciclos, aquellos que he descubierto y sé identificar.
El ciclo del "reggaeton": Cada vez que mi cuerpo tiene sentimientos encontrados, por alguna razón empiezo a escuchar este tipo de música (cabe destacar que solo la escucho en este ciclo) y no es hasta que hago bailar desinhibidamente, sin complejos y arrebatada (vale también si solo es mental) que este ciclo acaba. Me enseña a dejar ir las penas y vergüenzas que aveces vamos acumulando dentro de nuestro cuerpo.
El ciclo "reservado": Este ciclo llega cuando he desbordado mucha energía en proyectos, personas, situaciones, etc. Y sin más, mi cuerpo pide alejarse de todo y acercarme a mí conmigo y yo. Apagar pantallas, prender velitas, cocinar una cena caliente acompañada con una cerveza, leerme en las noches y disfrutar del silencio.
El ciclo "preguntón": ¿Los peces se bañan?, ¿cual es el antónimo de llamarse?, ¿existen licenciados en diseños de tijeras?, ¿quién invento el gas para cocinar?, ¿te gusta más la comezón o las picaduras?. Este ciclo es uno de mis favoritos, no solo por saber la respuestas de quien se lo estoy preguntando, sino también porque enciende en mí un deseo de saber hasta lo más ínfimo, y siempre los libros infantiles me apaciguan bastante.
El ciclo "femenino": Cuando quiero maquillarme un poco, peinarme de tal forma, vestirme más "linda", pintarme las uñas, dar más amor.
Y claro, soy mujer y por ende está el ciclo "menstrual".
Como estos existen muchos, a veces me duran horas y otras veces semanas, la cuestión es que es fascinante saber en cual estoy y querer sorprenderme en el que me depara este nuevo ciclo, saber a que atenerme y no frustrarme (algo que si me pasaba antes), ahora dejo ser cada ciclo y me dejo ser en cada uno de ellos.
Te invito a descubrir tus ciclos, tus gustos, tus angustias y alegrías, aprender a manejarlas y aprender que debemos dejar ir o integrar a nuestra manera de vivir y existir. Somos seres cambiantes constantes, hoy nos puede gustar el amarillo y mañana gustarnos el picante y siempre estará bien.
El secreto del cambio es enfocar toda tu energía no en luchar contra lo viejo sino en construir lo nuevo. - Socrates.
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Aquí tienes una canción que me llena de baile y sonrisas cada vez que necesito un boost de energía...
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